Luego de varios años fuera de la universidad hace un tiempo atrás decidí retomar el camino y desde entonces estoy estudiando Publicidad Comercial en la UPR de Carolina. Y aunque me encanta por que siento que aprendo cosas que me gustan y me son útiles, el sacrificio es enorme. Trato lo mejor que puedo cumplir con mis obligaciones en el trabajo, la universidad y la iglesia pero siempre hay un momento, que generalmente es a las 10 pm cuando salgo de mi última clase, en que me pregunto si de verdad vale la pena tanto esfuerzo. Pienso cuanto me falta por terminar y me desespero, o si no en las cosas que no he podido hacer por estar tan ocupada y me pongo ansiosa y también en todas las oportunidades en el pasado que desaproveché y me siento arrepentida. Pero justamente cuando esas emociones me desmoralizan ya estoy llegando a las escaleras para bajar al estacionamiento. Cerca de ellas hay un jardin con unas flores que solamente florecen de noche con un aroma increible que se que puede percibir en esa parte del edificio, es sencillamente hermoso. Entonces automáticamente el aroma captura mi atención y todo se disipa, las dudas, el cansancio, la ansiedad, el remordimiento. Me impresiona como algo que nunca voy a poder ver puede causar semejante reacción.
Muchas veces en nuestras vidas por muchas situaciones sentimos las mismas emociones que nos abruman y desalientan, pero el lugar de un jardín de flores en la noche Dios mismo con su hermosa presencia en el momento más oscuro se acerca a nosotros para que pongamos nuestra atención en el mientras el se encarga de los demás. Y ahi entendemos que cualquier esfuerzo vale la pena si através de ellos tenemos la oportunidad de contemplar su presencia.
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